¿Cuántas bases por m2 se necesitan para comprar para una terraza? Todo lo que debes saber antes de obtener permisos

Decidir instalar una terraza en tu negocio de hostelería o en tu hogar requiere planificación detallada. Uno de los aspectos técnicos más importantes, aunque a menudo pasado por alto, es el cálculo preciso de la cantidad de bases o soportes que se necesitan por cada metro cuadrado de superficie. Esta cifra no es arbitraria: depende de múltiples factores que van desde el tipo de material de revestimiento hasta las condiciones del terreno y las normativas locales. Antes de iniciar cualquier proyecto, comprender estos elementos resulta esencial para garantizar la seguridad estructural y cumplir con los permisos de construcción exigidos por el Ayuntamiento de Madrid y otras autoridades municipales.

Factores determinantes en el cálculo de bases para tu terraza

Al diseñar una terraza, es fundamental entender que no existe una respuesta única sobre cuántas bases se requieren por metro cuadrado. La cantidad adecuada depende de varios factores técnicos que deben evaluarse cuidadosamente. Entre los elementos más relevantes se encuentran las características del suelo donde se instalará la estructura, las condiciones climáticas de la zona y el tipo de uso que se le dará al espacio. En el contexto de la hostelería y hotelería, donde las terrazas soportan flujo constante de personas, mobiliario para terrazas y equipamiento adicional, estos cálculos adquieren especial relevancia.

Tipo de material de revestimiento y su peso

El material elegido para la superficie de la terraza influye directamente en la cantidad de soportes necesarios. Las tarimas de madera de alta calidad como el cedro o las opciones compuestas como TREX tienen diferentes pesos y características estructurales. La madera natural, especialmente variedades como el cedro o la madera dura exótica, requiere una distribución de soportes que considere tanto su peso como su comportamiento ante la humedad. Los materiales compuestos, aunque más ligeros, también necesitan una base adecuada para evitar flexiones o deformaciones con el paso del tiempo. Para terrazas de hostelería donde se instalarán mesas, sillas y parasoles, el cálculo debe contemplar no solo el peso del pavimento sino también las cargas dinámicas generadas por el mobiliario homogéneo y los usuarios.

Características del suelo y condiciones climáticas

El tipo de suelo sobre el que se construye la terraza determina la estabilidad de toda la estructura. Un terreno firme y nivelado permite una distribución más uniforme de las bases, mientras que superficies irregulares o con desniveles requieren soportes regulables que compensen las diferencias de altura. Las condiciones climáticas de la zona también juegan un papel crucial: en áreas con lluvias frecuentes, es imprescindible considerar el drenaje y alcantarillado adecuados para evitar acumulaciones de agua que comprometan la estructura. Los sistemas de bases deben diseñarse pensando en la expansión y contracción de los materiales debido a cambios de temperatura, especialmente durante el periodo estacional donde las terrazas experimentan mayor uso. En Madrid, donde las temperaturas varían considerablemente entre estaciones, este factor cobra especial importancia.

Cálculo estándar: ¿cuántas bases necesitas realmente por metro cuadrado?

Aunque cada proyecto es único, existen parámetros generales que sirven como punto de partida para calcular la cantidad de soportes. La distribución típica oscila entre cuatro y nueve bases por metro cuadrado, dependiendo del tipo de proyecto y las cargas previstas. Para terrazas residenciales con uso moderado, una configuración estándar suele contemplar entre cuatro y seis soportes por metro cuadrado. En cambio, las instalaciones comerciales de hostelería, donde el tránsito es intenso y se coloca mobiliario pesado, pueden requerir hasta nueve bases por metro cuadrado para garantizar la seguridad estructural exigida por la normativa de terrazas.

Fórmula básica y rangos recomendados según el proyecto

La fórmula básica para calcular la cantidad de bases parte de dividir el área total en cuadrículas imaginarias. Para una terraza de uso residencial, se recomienda colocar soportes cada sesenta centímetros aproximadamente en ambas direcciones, lo que resulta en aproximadamente cuatro bases por metro cuadrado. Si el proyecto incluye elementos adicionales como jardineras, toldos y pérgolas o sistemas de iluminación LED, conviene aumentar la densidad de soportes en las zonas de mayor carga. Para proyectos de hostelería donde se instalarán mesas con distancia entre mesas regulada y estructuras fijas como barandillas, la separación entre soportes debe reducirse a cuarenta o cincuenta centímetros, incrementando así la cantidad de bases necesarias. Es importante solicitar un proyecto técnico elaborado por profesionales que considere todos estos aspectos antes de presentar la solicitud de licencia de obras ante las autoridades municipales.

Diferencias entre terrazas residenciales y comerciales

Las terrazas residenciales tienen requisitos menos exigentes en comparación con las instalaciones comerciales. En un entorno doméstico, la carga se distribuye de manera más uniforme y predecible, con mobiliario ligero y tránsito limitado. Por el contrario, las terrazas de bares y restaurantes deben soportar cargas concentradas en puntos específicos, como las patas de mesas y sillas que se mueven constantemente. Además, la normativa municipal establece requisitos más estrictos para espacios comerciales, incluyendo certificados de accesibilidad y certificado de seguridad que verifiquen la resistencia de la estructura. En Madrid, las zonas saturadas o ZPAE tienen regulaciones adicionales que pueden afectar el diseño estructural de la terraza. Las terrazas comerciales también deben considerar elementos como calefacciones exteriores, sistemas de iluminación y cerramientos autorizados, todos los cuales añaden peso y requieren refuerzo adicional en el sistema de soportes.

Tipos de bases y sistemas de soporte más utilizados

El mercado ofrece diversas opciones de bases y soportes para terrazas, cada una con ventajas específicas según el tipo de instalación. La elección correcta depende de factores como el presupuesto disponible, las características del terreno y los requisitos estéticos del proyecto. Los sistemas más comunes incluyen soportes regulables, que permiten ajustar la altura de manera individual, y soportes fijos, más económicos pero menos versátiles. Para proyectos de hostelería donde la imagen es importante, existen soluciones que combinan funcionalidad con diseño discreto, permitiendo crear espacios atractivos sin comprometer la seguridad estructural.

Soportes regulables versus soportes fijos

Los soportes regulables representan la opción más versátil para terrazas, especialmente en superficies con desniveles o irregularidades. Estos sistemas permiten ajustar la altura de cada base de manera independiente, logrando una superficie perfectamente nivelada sin necesidad de obras complejas. Son ideales para instalaciones sobre superficies existentes donde no se puede modificar el pavimento original. Su capacidad de ajuste facilita también la creación de pendientes controladas para el drenaje del agua de lluvia, aspecto crucial en terrazas exteriores. Los soportes fijos, por su parte, resultan más económicos y suficientes cuando el terreno está previamente nivelado. Se utilizan frecuentemente en construcciones nuevas donde se puede preparar el suelo adecuadamente antes de instalar la estructura. Ambos tipos deben cumplir con la normativa de construcción local y soportar las cargas especificadas en el proyecto técnico presentado al ayuntamiento.

Materiales de bases: plástico, aluminio y hormigón

Los materiales utilizados en la fabricación de bases determinan su durabilidad y capacidad de carga. Las bases de plástico reforzado son ligeras, resistentes a la humedad y ofrecen buena relación calidad-precio. Resultan adecuadas para terrazas residenciales y comerciales de tamaño moderado, soportando cargas de hasta varios cientos de kilogramos por unidad. Las bases de aluminio proporcionan mayor resistencia y durabilidad, siendo preferidas en instalaciones de alto tráfico como las terrazas de hostelería en zonas de gran afluencia. Su resistencia a la corrosión las hace ideales para ambientes húmedos o cerca del mar. Para proyectos de mayor envergadura, las bases de hormigón ofrecen la máxima estabilidad, aunque requieren obra civil y permisos más complejos. La elección debe considerar también aspectos prácticos como la facilidad de instalación y la posibilidad de desmontaje, especialmente importante en terrazas estacionales que se retiran durante parte del año. Empresas especializadas como Feyma ofrecen asesoramiento sobre los materiales más adecuados según las características específicas de cada proyecto.

Requisitos legales y permisos necesarios antes de la instalación

Antes de proceder con la instalación de cualquier terraza, es imprescindible obtener los permisos correspondientes expedidos por el ayuntamiento local. En Madrid, este proceso implica cumplir con la ordenanza municipal específica que regula aspectos como la superficie de ocupación, el paso libre mínimo de 2,50 metros para la accesibilidad peatonal y los horarios de terrazas permitidos según la zona. El incumplimiento de estas normativas puede resultar en sanciones y multas que oscilan entre ciento cincuenta y tres mil euros, además de la posible revocación de autorización y la obligación de desmantelar la instalación. El proceso de tramitación de permisos puede tardar desde algunas semanas hasta varios meses, por lo que resulta fundamental iniciar los trámites con suficiente antelación.

Documentación y trámites municipales obligatorios

Para solicitar la licencia de terraza, el titular del establecimiento debe presentar un dossier completo que incluya un plano del establecimiento con las medidas exactas del espacio a ocupar, una descripción detallada del mobiliario que se instalará y una memoria de la actividad prevista. Este paquete debe complementarse con certificados de seguridad que demuestren que la estructura cumple con las normativas vigentes y un seguro de responsabilidad civil que cubra posibles incidentes. Si la terraza incluirá elementos como toldos y pérgolas, sistemas de iluminación LED o calefacciones exteriores, será necesario presentar documentación técnica adicional firmada por un profesional cualificado. En el caso de instalaciones que requieran modificaciones en la fachada del edificio, como la apertura de balconeras o la instalación de carpintería nueva, se necesitará además una licencia de obras específica. La consulta previa con la comunidad de vecinos es recomendable para evitar conflictos posteriores, especialmente en edificios residenciales.

Normativas de construcción y seguridad estructural

Las normativas de construcción establecen requisitos específicos sobre la resistencia estructural de las terrazas. Para instalaciones elevadas a más de setenta y cinco centímetros del suelo, resulta obligatorio instalar barandillas con una altura mínima de noventa centímetros para garantizar la seguridad de los usuarios. Estas barandillas deben cumplir con especificaciones técnicas precisas sobre separación entre barrotes y resistencia a impactos. La restauración de barandilla existente también debe cumplir con estos estándares actuales. En calles peatonales y zonas donde se permite la instalación de terrazas, la estructura no puede obstaculizar el paso ni crear barreras arquitectónicas. Las terrazas situadas en zonas ajardinadas generalmente están prohibidas para preservar los espacios verdes urbanos. El proyecto técnico debe contemplar aspectos como el sistema de drenaje para evitar acumulaciones de agua, la estabilidad ante vientos fuertes y la seguridad contra incendios. En Madrid, las zonas saturadas tienen restricciones adicionales con horarios más limitados, generalmente hasta las veintitrés horas durante todo el año. Empresas especializadas en tramitación pueden facilitar este proceso complejo, reduciendo el tiempo necesario para obtener todas las autorizaciones y asegurando que el proyecto cumpla con todos los requisitos desde el principio, evitando así retrasos y costes adicionales derivados de modificaciones posteriores.